sábado, 27 de noviembre de 2010

NO ENCAJA EN MI GRUPO


Leo con mucha frecuencia la frase “no compro tal o cual juego” o “vendo tal juego”  porque no encaja en mi grupo. Y es que tenemos juegos de cuatro jugadores y sólo nos reunimos tres para jugar, o no queremos que un juego específico para dos jugadores nos quite sitio en la estantería cuando son escasas o nulas las oportunidades de jugarlo porque siempre acudimos al local más de una pareja de jugones, o porque "ese juego" no les va a gustar, no es su estilo.
   ¿Es ésta una condición válida para mí a la hora de valorar si comprar o desprenderme de un título? Pues la respuesta es NO.
   La vida (y los grupos que puedas formar en ella) da muchas vueltas. Lo que hoy es válido, y parece inamovible, mañana puede ser totalmente diferente. Puede que necesites cambiar de ciudad, de trabajo, de pareja, o que simplemente tus condiciones sociales se alteren por motivos deseados, o no. Entonces, tendrás otro grupo. Con igual o diferente número de personas, con igual o diferentes gustos. Los que nunca van a cambiar son los tuyos, allá donde vayas.
   Compra pensando en tu grupo, pero no demasiado. Porque quizá la vida te obligue a hacer la maleta en más de una ocasión, y entonces, lo que te lleves, deberá gustarte a ti, por encima de todo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

RALLYMAN: LAS IMPRUDENCIAS SE PAGAN


RALLYMAN: Las imprudencias se pagan

   Brackder encara la curva cerrada con el puño sobre el pomo del cambio de marchas; la decisión es instantánea, fruto de muchos años de entrenamiento automatizado; en décimas de segundo, su coche se precipita como un obús por el interior fangoso del trazado, abandonando la seguridad del asfalto. Las ruedas se agarran a la tierra con fuerza, y lo catapultan hacia el atajo que le permite arañar algunos segundos de tiempo sobre sus rivales. Cuando recupera la trayectoria sobre la carretera, sucede lo peor: el coche se desestabiliza bruscamente y su copiloto le informa de lo que ya sabe: “¡hemos pinchado!”. Brackder maldice mientras estabiliza el automóvil. Quedan mucha carrera y ese reventón le va a condenar, sin duda, a la última plaza en la primera especial del Rally de Furioux.
   -Tenemos un dado de gas menos –le dice a su copiloto, para animarle- pero aún conservamos el cerebro intacto. Ahora hay que correr con inteligencia…
   Pero las palabras son las palabras, y la mecánica, la mecánica. Y Kabutor y Camugnas, pugnando ya por el mejor tiempo tras el checkpoint, se le han echado encima tanto en el crono, como en la carrera. Los puede ver por el espejo retrovisor, demasiado cerca, arañando segundos en cada curva, en cada golpe de acelerador, mientras él va dibujando con su goma destrozada extrañas siluetas en la calzada.
   Se acercan las últimas curvas del circuito, y Brackder las traza derrapando, sin querer abandonarlas prematuramente para obstaculizar a sus rivales. En cierto momento, Kabutor rueda a su lado y ambos se miran a través de las ventanillas de los automóviles, separados en este momento por apenas unos segundos a favor de Kabutor. Camugnas, que viene por detrás, tiene que frenar bruscamente para no chocar contra los dos coches que pelean en paralelo. Y es en ese instante cuando la curva que viene se pone del lado de Brackder, que entra primero en ella derrapando e impidiendole a Kabutor el adelantamiento, porque carece de atajo interior.
   Tras la curva, Brackder sale reduciendo marchas para estirar la longitud de su desplazamiento, y así evitar que Kabutor le pueda rebasar por mayor cantidad de dados. La amenaza de la última curva le vuelve a favorecer, pero termina en primera velocidad, y Kabutor vuelve a mejorar el registro del tramo.
  Kabutor sabe que su carrera no es ya con Brackder, que pierde segundos igual que goma, sino con Camugnas, que ha cogido el ritmo de carrera y a base de arriesgar cada turno, le igual o tal vez supere en el crono.
   Brackder, más pendiente de cerrar a sus perseguidores que de avanzar, afronta la última curva cometiendo un error de bulto que le impide avanzar unos espacios valiosísimos. Encara la última recta con el sabor amargo de la derrota en la garganta, y a una tirada de dados de concluir.
   Levanta los ojos hacia el retrovisor, para mirar con resignación como sus rivales terminan la carrera muchos segundos por delante de su crono, y entonces, se obra el milagro:
   Kabutor, agobiado por la presencia de Camugnas, y temiendo que finalmente el crono le sea desfavorable, decide arriesgarlo todo y tomar la última recta lanzando todos los dados. ¡Aparecen 5 símbolos de riesgo! Atónito, Brackder contempla como su rival más directo se sale de la carretera a pocos metros de la meta, arrastrando broza, ramas y arbustos en su encontronazo con la vegetación que bordea el camino.
   “Al final puede que quede segundo”, se dice, y en ese momento, Camugnas, con la confianza que le proporcionan las afortunadas tiradas de las que ha gozado, decide hacer su último ataque al crono y encara la recta de meta…¡fallando su tirada estrepitosamente!. Brackder contempla, atónito, como su último oponente se sale de la calzada a pocos metros de Kabutor, pero en el sentido opuesto, y se interna, dando tumbos, sobre el prado.
   Sin poder creer en su fortuna, Brackder dice “¡¡cinco, gas,gas!!” y cruza la meta con el mejor crono, riendo a carcajadas, mientras sus oponentes vuelven a la carrera perdiendo un valioso minuto que les hubiera dado la victoria.


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   El tiempo final de la primera etapa ha sido de:

   -Brackder: 6:03 minutos
   -Kabutor:  6:48 minutos
   -Camugnas: 6:47 minutos


   Mi resumen, tras la primera partida multijugador que juego:

   -Un juegazo como la copa de un pino, lleno de estrategia, tensión y momentos inolvidables. Tremendo, indescriptible, el final de esta etapa. Lo recordaré mucho tiempo…