martes, 17 de abril de 2012

MICRORRELATO: Night club

Viendo aquellos labios perfectos, brillantes de carmín, no se podía uno imaginar que su saliva tuviera sabor amargo a ginebra barata y tabaco. Y es que cuando no estaba tendida sobre el piano con sus infinitas piernas derivando sobre la madera encerada, se tambaleaba levemente, como si no pudiera mantenerse en equilibrio sobre su vida. Era hermosa, pero lo era aún más por la luz de aquel foco que tan generosamente repartía las sombras sobre la seda que vestía. Unas cuantas noches en el club y comencé a aficionarme a la ginebra barata y al tabaco…

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